Este síndrome debe su nombre al médico francés Georges Gilles de la Tourette, quien lo describió por primera vez en 1885. Es un trastorno neurológico que empuja al que lo sufre a realizar movimientos y sonidos de forma involuntaria, sin un objetivo concreto, que se repiten irregularmente, aumentando con las situaciones de estrés. Este trastorno neurológico puede causar problemas de adaptación social en el afectado. Los primeros síntomas del síndrome de Tourette suelen aparecer entre los siete y los diez años de edad, y su intensidad es muy variable, incluso en el mismo paciente, ya que puede haber periodos con muchos tics, que se repiten con frecuencia, y otros en que prácticamente desaparecen. Es importante destacar que, para poder ser diagnosticada dicha condición, deberá presentar diferentes tipos de tics, concretamente múltiples tics motores y por lo menos un tic vocal
Causas
-Algunas investigaciones han establecido que se produce debido a cambios en el cerebro y a problemas en cómo se comunican las neuronas entre sí. Un desequilibrio en los neurotransmisores (las sustancias químicas cerebrales encargadas de trasmitir las señales nerviosas entre neuronas) podría desempeñar un papel en este síndrome.
-De igual forma, se cree que se trata de una afección de origen genético, es decir, que se hereda en la mayoría de los casos.
-La probabilidad de que este síndrome ocurra es cuatro veces mayor en niños que en niñas.
Síntomas
-Los síntomas deben ser notados desde la infancia entre los 7 y 10 años. La mayoría de los niños con este síndrome también tienen otros problemas médicos, como trastorno de hiperactividad y déficit de atención (THDA), trastorno obsesivo-compulsivo (TOC), trastorno de control de impulsos o depresión.
-El síntoma inicial más común es un tic facial, al cual pueden seguir otros. Un tic es un movimiento o sonido repetitivo, rápido y súbito. Estos pueden fluctuar desde movimientos menores y diminutos (como gruñidos, aspiración de aire por la nariz o tos) hasta movimientos y sonidos constantes que no se pueden controlar. Dichos tics pueden clasificarse como simples o complejos:
- Tics simples: son movimientos breves e imprevistos que comprometen un número limitado de grupos musculares. Aunque suceden de forma aislada, con frecuencia se repiten. Algunos ejemplos son: parpadear, mover la cabeza, encogerse de hombros, arrugar el entrecejo, aspirar aire sonoramente por la nariz.
- Tics complejos: se trata de movimientos coordinados y sucesivos que comprometen varios grupos musculares, como saltar, patalear, tocar y olfatear personas y objetos, coprolalia (uso involuntario de palabras obscenas) etcétera. En casos excepcionales, las personas afectadas por el síndrome de Gilles de la Tourette tienen tics que implican autolesionarse, como golpear la cabeza contra objetos duros.
-De igual forma, existen tics vocales simples, entre los cuales se incluyen carraspear, aspirar aire repetidamente por la nariz o tararear, mientras que los tics vocales complejos pueden implicar repetir palabras que dicen otras personas (una afección denominada ecolalia) o decir palabrotas de forma involuntaria (denominado coprolalia).
-En determinados momentos, como cuando la persona se encuentra bajo estrés, los tics pueden agravarse, ser más frecuentes, durar más tiempo, o el tipo de tic puede cambiar completamente.
-Algunas personas son capaces de suprimir sus tics durante breves períodos de tiempo. Pero la tensión aumenta y, a la larga, se libera en forma de tic. Y, si la persona está muy concentrada en controlar el tic, le costará mucho focalizarse en cualquier otra cosa. Esto puede determinar que un niño con síndrome de Gilles de la Tourette tenga dificultades para mantener una conversación o para prestar atención en clase.
Tratamiento
Existen diversas alternativas a la hora de plantear un tratamiento para dicho síndrome, para ello es importante conocer la frecuencia e intensidad de los síntomas. Entre los elementos aplicados para la mejora de la sintomatología del mismo, destacan:
-Tratamiento médico: Hay disponibilidad de diferentes medicamentos para tratar el síndrome de Tourette, generalmente se suele emplear fármacos neurolépticos para disminuir la intensidad y frecuencia de los tics, aunque no los hacen desaparecer por completo. El medicamento exacto que se utilice depende de los síntomas y de algún otro problema médico. Sin embargo, las personas que tienen sintomatologías leves no reciben tratamiento. Esto se debe a que los efectos secundarios de los medicamentos pueden ser peores que los síntomas del síndrome de Tourette.
-Atención psicológica individualizada: En estos casos, se suelen aplicar técnicas relacionadas con la terapia cognitivo conductual, ayudando a suprimir los tics y mejorar los diversos aspectos que se ven afectados por el síndrome, como la autoestima, dinámica familiar, relaciones interpersonales y afectivas, entre otros
-Grupos de apoyo: La atención psicológica grupal puede ser de gran ayuda, y efectividad, especialmente cuando el paciente tiene la oportunidad de compartir con personas que viven en las mismas circunstancias que el. Esto no sólo le permitirá drenar sus emociones, sino también mejorar sus relaciones sociales, así como también su autoconcepto.