El suicidio asistido consiste en la ayuda o asistencia a otra persona que desea terminar con su existencia. En el mismo, la muerte se presenta como una elección del paciente, que, informado sobre su estado patológico irreversible, prefiere no solamente renunciar a terapias inútiles, sino además acelerar un fin que, por otro lado, no se puede evitar. Por otra parte, en dicho proceso el papel del médico se limita a proporcionar tanto el medio para acabar con la vida (con las oportunas instrucciones) como la asistencia para que la muerte ocurra de manera cierta y sin dolor. Es necesario resaltar que la persona que desee poner fin a su vida debe ser capaz de administrarse el fármaco letal (o cualquier otro método) por sí mismo. Y él o ella deben tener plena capacidad de discernimiento.
En la mayoría de países la legislación lo contempla como delito punible, en otros las conductas de mera cooperación no necesaria o complicidad son toleradas (Noruega, Dinamarca, Alemania, Austria y España) y solamente en algunos es legal (Suiza, Bélgica. Luxemburgo, Holanda y en los Estados de California, Oregón, Washington, y Vermont de los Estados Unidos). En Latinoamerica los países que autorizan bajo diferentes causales son Argentina y Uruguay. Se considera asistencia al suicidio la entrega del material necesario (habitualmente medicamentos) para su realización. La ayuda puede ser facilitada por profesionales médicos, enfermeras u otras personas. Algunos países europeos como los Países Bajos y Bélgica han regulado al suicidio asistido como una atribución de los profesionales de la medicina y la enfermería. En cambio, Suiza permite tanto el suicidio médicamente asistido como el auxilio al suicidio, es decir, cualquier persona puede ayudar a otra a suicidarse sin consecuencias jurídicas y no necesariamente tiene que realizarse en un contexto médico o de enfermería.
DIFERENCIA ENTRE EUTANASIA Y SUCIDIO ASISTIDO
Es muy importante recalcar las diferencias entre estos dos aspectos, ya que a pesar que ambos actos atentan contra la vida, se realizan en contextos diferentes. En el suicidio asistido la actuación del profesional médico se limita a proporcionar al paciente los medios necesarios para que sea él mismo quien se produzca la muerte. El elemento fundamental no radica en el medio que se emplea, sino en el sujeto que la lleva a cabo. En la eutanasia, otra persona es el agente activo respecto de quien la solicita. En cambio en el suicidio asistido, el paciente es el sujeto activo, asistido y aconsejado por un médico. Tampoco debe confundirse con la inducción al suicidio, que consiste en quebrar la voluntad de la persona, que no deseaba suicidarse, para que lo haga. La diferencia entre el suicidio asistido y la eutanasia radica en que solamente el paciente puede dar el último paso cumpliendo así su voluntad.
POLEMICA
Siendo un tema tan delicado, es totalmente común que se genere polémica al respecto. Muchos consideran el suicidio asistido como una especie de asesinato encubierto; otros defienden el mismo explicando que cada persona debe tener el derecho de decidir sobre su vida, especialmente si sufre de una enfermedad terminal u otro tipo de condición que no le permita vivir de una forma “normal”.
Uno de los hechos más polémicos de este proceso, es que existen centros especializados para llevarlo a cabo, especialmente en Suiza (DIGNITAS, EXIT, entre otros). Donde suelen llamarle también “suicidio acompañado”. Ya que la persona no se queda sola, y puede terminar su vida en presencia de sus familiares y amigos. Los que están a favor de dicha medida, aseguran que implica una gran diferencia con los suicidios solitarios y “clandestinos”, en los cuales la mayoría falla el primer intento, y se produce la reincidencia hasta llegar a la muerte.
Cabe destacar que dichas instituciones aseguran que realizan pruebas médicas y psiquiátricas previas a la realización del suicidio. Las cuales pueden tardar hasta 2 años de control para asegurarse de las condiciones mentales del paciente, y que dicha decisión no esta relacionada a algún tipo de trastorno. Basan su ética en brindarle una muerte digna a quienes acuden a sus centros, sin dolor y de ser posible en un ambiente cómodo, acompañado de sus seres queridos.
Sin embargo, en el 2009 la periodista María Teresa Benitez de Lugo, realizó un reportaje en el diario el mundo.es, acerca de la labor de uno de estos centros: DIGNITAS. Coleccionando relatos de reportes policiales, y de una enfermera llamada Soraya Wernli, quien trabajó en dicha institución durante tres años. Las cosas que salieron a relucir fueron impresionantes, dejando aún mas dudas sobre que tan ético es el trabajo llevado a cabo por estos lugares. La testigo aseguró que “De acuerdo con los ideales de Ludwing A. Minelli (fundador de Dignitas), el objetivo es acabar lo antes posible con el sufrimiento. La persona llega a Zurich y, tras una rápida visita médica y una charla con Minelli, se la declara apta para recostarse en una sencilla cama de hospital y tragarse unos gramos de pentobarbital de sodio disuelto en un poco de agua. Previamente, habrá firmado una atestación certificadora de que deja a Dignitas todo aquello que nadie vendrá a reclamar, incluidos sus restos mortales.
En uno de su testimonio Wernli explicó aun consternada: “Unos días después de que comenzara mi trabajo, Minelli me pidió que vaciara unas bolsas de basura encima de una mesa larga. Eran enormes y, al abrirlas, me quedé horrorizada de su contenido: teléfonos móviles, bolsos, zapatos, ropa, monederos, carteras, joyas y dinero. Me di cuenta de que pertenecían a los fallecidos y me sentí asqueada ante todos estos objetos, como si estuviera ante las imágenes que se ven de los campos de concentración nazis». La enfermera, que entró en Dignitas porque su segundo marido era amigo de Minelli, estaba escandalizada porque la realidad era muy diferente a los ideales que tenía sobre una muerte digna, que la habían llevado a trabajar en esta asociación. Su desengaño fue tan brutal que, cuando llevaba dos años en su puesto, se confesó a la policía y aceptó cooperar con ellos.
De igual forma la enfermera dio a conocer las prioridades del fundador de DIGNITAS estaban muy alejadas de brindar confort y tranquilidad a las personas que acudían para recibir una “muerte digna”. Relató que a veces había tanta demanda que no daba tiempo a sacar las cosas de los pacientes que habían fallecido, y el siguiente se encontraba con zapatos y ropa de otra persona por el suelo. Además, como había dificultad para conseguir las recetas de pentobarbital de sodio, se ahorraba en las dosis suministrándose menos de los 15 gramos requeridos para que la muerte fuera corta. Tomándole muchas horas para morir al paciente. Otros llegaban por la mañana y, después de haber visitado al médico, se tomaban el barbitúrico letal y morían a primeras horas de la tarde. Eran muertes demasiado expeditivas, de personas que no habían reflexionado lo suficiente y que, aunque graves, podían vivir aún muchos años con un tratamiento paliativo”.
Cabe destacar que, esta dificultad para encontrar el medicamento usado para culminar la vida de los pacientes, pareció no frenar a Minelli quien, llegó a usar helio suministrado en una bolsa plástica. Levantando una oleada de críticas entre las diversas personas que estaban al tanto de ello. Sin embargo el astuto fundador, se aseguro de no infringir la ley, limitándose a filmar las muertes de cuatro pacientes gesticulando mientras se asfixiaban con el saco de plástico relleno con helio y se las envío al fiscal general de Zurich, Andreas Brunner. Junto a las bobinas de la película había un mensaje del director de Dignitas que decía “No se necesita prescripción médica para comprar el helio”.
CONCLUSIÓN
Los temas que abarquen atentar contra la vida siempre tendrán un enfoque delicado a la hora de ser discutidos. Aunque en ciertos países se apruebe el suicidio asistido no es un concepto que se debe tomar a la ligera, es necesario recurrir a todas las instancias necesarias, debido a que la salud mental del paciente también juega un rol esencial ante estas circunstancias. De igual forma, existe la controversia con los diversos centros que proveen dichos servicios, ¿en realidad su objetivo es brindar ayuda?, ¿o es simplemente un negocio con cierto tono macabro al poner en juego la vida de un ser humano? El suicidio, asistido o no, esta relacionado con múltiples factores físicos y psicológicos, que deben ser evaluados de forma exhaustiva, buscando las mejores alternativas para la persona que se encuentra involucrada en una situación de desesperanza o agotamiento extremo.
Autoras:
Lcda. Ana Vasconcelos
Lcda. Andrea Guerrero