Todos en algún momento de nuestras vidas hemos sufridos pérdidas significativas, que han dejado huellas imborrables en nosotros y forman parte de lo que somos, es por ello que esta semana en Psicocontexto hablaremos sobre el duelo, palabra que proviene del latín Dolus y que significa Dolor, el cual asociamos generalmente con el proceso que atraviesa una persona por la pérdida de un ser querido, pero en realidad es un proceso que abarca diversos ámbitos de nuestra vida, tal como lo define Jorge Bucay “el proceso de elaboración de duelo sucede frente a cualquier perdida, definiendo como vivencia penosa la situación interna frente a lo que ya no está”.
Es decir todos podemos vivir el duelo por diferentes situaciones, dentro de las cuales destacan: divorciarse, mudarse, cambiar de trabajo, envejecer, el diagnóstico de una enfermedad crónica como el cáncer, perdidas de objetos con vínculos de gran importancia para nosotros, entre otros, como ven para vivir un duelo solo se necesita querer algo y perderlo, por ejemplo, una anécdota muy personal en la que viví un proceso de duelo, fue cuando a los 17 años me fui de mi casa a otro estado para iniciar mi carrera universitaria, decisión que ahora percibo como una de las mejores y más enriquecedoras que he tomado en mi vida, pero que al principio significo gran tristeza, desasosiego, nostalgia y añoranza por regresar a casa, represento una perdida, pero que a la larga dejo muchas ganancias.
Es que analizando la mayoría de las pérdidas y ausencias traen consigo ganancias aunque al principio no se vean o sean difíciles de entender, y es que con el tiempo y una buena elaboración dejan en nosotros una gran madurez, crecimiento y evolución. Ahora bien es importante señalar que nuestros recursos internos son una determinante de como afrontamos estas situaciones, por ejemplo si mi apego por mis padres y el no aceptar los cambios y sentimientos experimentados durante el proceso de adaptación, hubiese sido mayor que mis ganas de formarme profesionalmente probablemente al mes me hubiese regresado a casa, esto está estrechamente relacionado
con nuestra capacidad de afrontamiento.
Al igual con que tan relevante o drástica sea la perdida, cuando hablamos de la muerte de un ser querido, estamos hablando de la ausencia de alguien que sabemos que no va a volver, por tanto experimentamos un proceso de elaboración de duelo más largo y complejo, algunos autores estiman tiempos que van desde de los 6 meses a los 2 años, eso dependerá de la persona que lo esté viviendo y como se mencionó anteriormente de sus propias capacidades.
Para continuar es importante señalar algunos de los factores psicofisiológicos que se ven afectados durante la vivencia de un proceso de duelo, encabezados por una serie de sentimientos, pensamientos y conductas como:
- Tristeza
- Confusión
- Preocupación
- Ira
- Alteraciones del apetito y del sueño
- Aislamiento social
- Falta de concentración
- Perdida del interés
- Seudoalucinaciones (escuchar o sentir la presencia de la persona que falleció)
- Opresión el pecho
- Falta de Energía
Es normal si estas atravesando por un proceso de duelo que sientas todo esto y muchas más alteraciones, no te asustes ni reprimas tus sentimientos, ten en cuenta que estás pasando por una de las situaciones más difíciles que puede vivir un ser humano, que posee una gran complejidad para poder llegar a aceptarla, recorrer este camino no es fácil, pero si se hace acompañado es mucho más llevadero, esto lo menciono porque sucede con gran frecuencia tanto para la persona que está viviendo el duelo como para las personas a su alrededor, algo que yo llamo torpeza social, que va dictado por las pautas que aprendemos desde pequeños y por las conductas socialmente aceptadas.
Frases como “te acompaño en tu pena”, “Comprendo lo que sientes” (esta frase es muy buena si en verdad, has pasado por una situación parecida, pero si a ti no se te ha muerto un hijo, no le digas a la madre del fallecido esto porque en realidad no sabes por lo que está pasando), “tienes que ser fuerte” “piensa en tus demás familiares, no es bueno que te vean así”, en general un sinfín de frases que buscan bloquear las emociones, eso sí formuladas con buenas intenciones, pero que en realidad detienen el proceso del duelo, porque nadie se escapa del mismo y para superar el duelo hay que VIVIRLO, yo cambiaria estas frases por un “estoy aquí, cuentas conmigo para lo que necesites”, las personas que están pasando por este momento lo que más necesitan es un hombro para llorar, un abrazo, el respeto por lo que están sintiendo, si no sabemos que decir es mejor no decir nada.
Elaboración del Duelo
Desde la psicología hablamos de elaboración del duelo, como el proceso que vivimos para afrontarlo, a lo que algunos autores dividieron en fases o etapas:
- Negación: es la primera y sucede cuando se recibe la noticia, algunos la definen la etapa de protección que tiene nuestra psiquis ante el dolor de la perdida, es un “estado de confusión”, que generalmente es corta duración, horas o días.
- Regresión: etapa de gran dolor, llanto desenfrenado, manifestaciones desbordantes de las emociones que inicia con el darse cuenta que el suceso es real.
- Furia: es una etapa de mucha ira dirigida hacia los demás, con tendencia a culpabilizar y buscar responsables de la muerte, hay hostilidad en grandes cantidades al igual que frustración.
- Culpa: en esta desde mi punto de vista dirigimos la ira hacia nosotros, nos responsabilizamos de lo ocurrido, y en la mayoría de los casos nos sentimos culpables por algo tan absurdo como estar vivos.
- Desolación o Depresión: para muchos autores esta es la etapa más difícil y a la que menos queremos llegar, es como si una bomba explotara en nuestro interior y quedara en ruinas, aquí ya empezamos a comprender que la persona no va a volver e iniciamos la configuración y construcción de los espacios que va dejando su ausencia.
- Identificación: sucede con frecuencia el adoptar actitudes y gustos de la persona que falleció, al igual que reconocer las virtudes de esta, aquí es importante apegarse a la verdad y evitar la idealización porque esto es otro mecanismo que desarrollamos para no dejar partir al ser amado, es como si lo momificáramos, lo voy a aclarar con la frase de una famosa canción “Cuándo la gente se muere (ay Dios mío), se dice que eran tan buena, tan buena cuando vivía como la noche y el día (¿tú crees?)”, es decir es importante respetar y recordar a la persona tal cual como era con sus virtudes y sus defectos que la hacían un ser humano.
- Aceptación: esta es la última etapa, en esta ya podemos reconocer que la persona falleció y que no va a volver, interiorizamos su muerte, y reconocemos que nosotros estamos vivos, tenemos la capacidad de recordarla y agradecer todo lo que nos dejó y enseñó sin sufrir cada vez que lo hacemos, aceptar no significa olvidar, aceptar significa recordar sin lamentar.
Es importante señalar que después de alcanzar la aceptación, pueden existir momentos que consideres de recaída y que están asociados con fechas especiales, como aniversarios, cumpleaños, festividades, aquí se puede vivir un duelo pequeño pasando por estas etapas, es completamente normal que suceda, en especial los primeros años después de la perdida, ahora bien hablamos de un DUELO PATOLÓGICO, cuando nos estacamos en el algunas de las etapas descritas anteriormente, cuando alcanzamos una y retrocedemos a la otra, cabe destacar que cada quien vive el duelo de un forma distinta que puede pasar una etapa primero que otra, pueden tardar más o menos, pero en general las vive, mientras que una persona que se encuentre en un duelo patológico puede desarrollar algunas de estas formas, creando una muralla (mecanismos de defensa), para no vivir el duelo o el otro polo como menciona Bucay “el doliente andante”, ninguno de los dos es positivo, si te reconoces en algunos de estos estados busca ayuda profesional.
Recomendaciones
La principal recomendación es que Vivas el duelo, esta es una de esas cosas que nadie más va hacer por ti, llora, grita, patalea, calla, has lo que sea que quieres hacer, reprimirte es la mejor manera de estancarte, y cuando lo hacer tarde o temprano va llegar otra situación o momento que te hará revivirlo y va ser aún más complicado.
Hace algún tiempo en un curso Teórico-Vivencial que realicé sobre el Duelo, una de las participantes se encontraba atravesando un proceso de Duelo muy complicado y decidió compartir su historia, su pareja había muerto en sus brazos de una enfermedad crónica, hecho que había transcurrido hace un año y medio, su manifestación del dolor era tal como si fuese sido ayer, la psicóloga que estaba guiando la practica empieza a indagar y la participante comenta que había estado tomando antidepresivos y somníferos hasta hace unas semanas, cuando se cierra el proceso, la psicóloga hace una reflexión final en las que nos señala que esta persona está elaborando el proceso de duelo desde el principio, porque los medicamentos no le habían permitido vivir el dolor. No anestesies tu dolor, tarde o temprano tendrás que vivirlo, tomar medicamentos se realiza solo en casos muy especiales y bajo la facultad de especialistas.
Asistir a los rituales funerarios es de gran importancia, esto socialmente y emocionalmente representa el inicio de la despedida, es conveniente que todos los miembros de la familia participen, niños, adolescentes, adultos mayores, aquí no hay distinción, muchas veces se excluye a los niños, para evitarles el dolor, y en realidad lo que se hace es aislarlo, un niño de 3 años ya siente la ausencia de esa persona por eso es conveniente explicarle de una manera muy sencilla que esa persona no va estar más que murió, utilizando la palabra muerte, para que él la vaya asimilando, utilizar símiles como “se durmió para siempre”, puede hacer que el niño le agarre miedo a dormir.
Los niños viven el duelo de una forma distinta al adulto, lo entienden también con moralejas y cuentos, hace algún tiempo leyendo sobre el mundo emocional de los niños, encontré un ejemplo muy interesante, una madre y un niño estaban el parque, el niño estaba jugando con un globo y este se le soltó, el niño comenzó a llorar desconsoladamente y la madre tratando de calmarlo, le ofreció comprar otro, pero este repetía que quería el que se había ido, la madre cuando paso su etapa de frustración y empezó a indagar más sobre el globo, recibió esta respuesta del niño todos se van y no vuelven como mi abuelo que se fue y no volvió. En casos como estos es recomendable seguir los pasos que se presentan en el siguiente video:
Cada quien vive el duelo a su propio ritmo y es importante aprender a respetar espacios y tiempos, no apresurarse o buscar apresurar al otro, escribir es una muy buena manera de despedirse, anímate cuando te sientas preparado a escribirle una carta a esa persona o situación que ya no está, dile todo lo que hubieses querido decir si la tienes al frente desahógate en ese papel, reclama y agradece, y cuando esté listo deshazte de ella de la manera que consideres más conveniente.
Para finalizar recuerda que aunque pienses que es improbable, de la mayoría de las perdidas quedan enseñanzas y crecimiento, hay algo que todos tenemos muy seguro en esta vida y es que vamos a morir, no existe lo eterno, nadie a nuestro alrededor lo es y nosotros tampoco, si desde pequeño nos enseñaran esta premisa puede ser que el proceso de aceptarla no fuese tan arduo y complicado. Aceptar la muerte de un ser querido no significa olvidarlo o dejarlo de amar, significa recordarlo sin sufrimiento y agradeciendo todo lo que nos enseñó. Por ello aqui te dejamos un pequeño video reflexivo que te ayudará a entender todo esto mucho mejor desde otra perspectiva:
Finalmente, terminamos este artículo esperando que estas recomendaciones sean de gran ayuda para ti, recuerda siempre que:
La muerte no existe, la gente sólo muere cuando la olvidan; si puedes recordarme, siempre estaré contigo.
Isabel Allende
Lcda. Andrea Guerrero
Lcda. Ana Vasconcelos