DATO CURIOSO DEL DÍA: TERAPIA DE AVERSIÓN HOMOSEXUAL

 

Para quienes aún no lo saben, hace algunos años la homosexualidad era considerada una enfermedad mental; generalmente juzgada por los estigmas sociales y morales. Fue de esta forma como los centros psiquiátricos se encargaron de vender la idea de un tratamiento para “curar la homosexualidad”, atrayendo consigo a muchas personas agobiadas, cuyo único “problema” era sentirse atraídos por personas del mismo género.

Uno de los tratamientos más utilizados en dichos centros, era la terapia aversiva en la cual el paciente se expone a dos estímulos de manera simultánea: uno de ellos es la actividad o estímulo que se desea erradicar y el otro es un estímulo que provoca cierto grado de displacer o incluso dolor. Los orígenes de este tratamiento se fundamentan en los experimentos de Pavlov pero en la actualidad no se utiliza, al menos en los países occidentales. Este tratamiento no era utilizado únicamente para “curar” la homosexualidad sino también para combatir la pedofilia o para eliminar hábitos infantiles tan inocuos como chuparse el dedo o para dejar de fumar y beber.

Según un informe realizado en el año 1987 por la American Medical Association, este tipo de terapia se comenzó a utilizar en el año 1935. En aquel momento al paciente se le pidió que fantaseara con hombres mientras recibía las descargas eléctricas. Después de cuatro meses el doctor consideró que el tratamiento había tenido un 95% de éxito. En la actualidad no se conoce cuántas personas se expusieron (de manera voluntaria o no) a este tratamiento que llegaba a ser altamente doloroso pero se conoce que era muy usual en la década de los ’50 y los ’60, sobre todo en los institutos de salud mental militares.

ALGUNOS CASOS ESCALOFRIANTES DE TERAPIA AVERSIVA

En 1962 el joven capitán Gerald William Clegg-Hill fue arrestado en Southampton y sentenciado a seis meses de terapia aversiva. Pasados tres días el capitán murió, los doctores que atendieron el caso afirmaban que su muerte se debió a causas naturales pero un examen realizado 30 años después confirmó que la causa de la muerte fueron una serie de convulsiones que le produjeron un estado comatoso, resultado de las inyecciones de apomorfina, un fármaco que produce fuertes vómitos. Así, la terapia consistía en mostrar fotografías de hombres desnudos seguidas de inyecciones de apomorfina que le provocarían violentos vómitos. De esta manera, el capitán asociaría las náuseas y los vómitos con la homosexualidad, haciendo que ésta se convirtiese en una idea repugnante que lo condujese a cambiar su orientación sexual.

En el año 1965 se produjo otro caso que llegó a los medios de la mano de la BBC, el de Peter Price, un joven que fue enviado a un hospital psiquiátrico en Chester para que se tratase su homosexualidad. En esta ocasión los doctores decidieron combinar las imágenes de hombres desnudos con electroshock y diferentes drogas de potentes efectos secundarios. Pero al mismo tiempo, otros jóvenes eran sometidos a tratamientos idénticos; como es el caso de Colin Fox, que ingresó por voluntad propia en un hospital de Manchester para intentar encajar en las expectativas de su familia y olvidar sus impulsos homosexuales. También en este caso el electroshock fue el estímulo aversivo que se unía a la presentación de imágenes de hombres en poses eróticas.

ORIGEN HISTÓRICO

Si bien es cierto que en los años 60 la homosexualidad era considerada una enfermedad mental, para la época de la segunda guerra mundial se clasificaba como un crimen. Especialmente en la Alemania nazi, en el que las personas con una orientación sexual diferente eran trasladadas a campos de concentración, donde no sólo vivían en condiciones infrahumanas, sino también fueron víctimas de experimentos atroces para “corregir su enfermedad”.  Hormonas por el recto y castración química para ‘curar’ la homosexualidad eran parte de las inhumanas terapias usadas por los nazis.

De igual forma, en la década de los 70 y 80, el psiquiatra canadiense Dr. Aubrey Levin, llevó a cabo atrocidades en Sudáfrica con su “Proyecto Aversión”. Se trataba de terapias de reconversión practicadas a soldados para volverlos heterosexuales. En la «Sala 22» se usaban técnicas como electroshocks, castración e incluso operaciones de cambio de sexo. Se calcula que unos 900 gays fueron tratados con descargas, chutes hormonales y otras terribles “terapias”. Al notar que el tratamiento no era efectivo, los individuos eran castrados químicamente o sometidos a operaciones de cambio de sexo.

El psiquiatra encargado de este proyecto era, el anteriormente mencionado Aubrey Levin. Licenciado por el Colegio de Médicos y Cirujanos de Saskatchewan en Canadá, en 1995, y luego por la Universidad de Alberta en 1998, fue profesor de psiquiatría clínica de la Universidad de Calgary hasta marzo de 2010, fecha en la que su licencia fue suspendida por el Colegio de Médicos y Cirujanos de Alberta, acusado por varios delitos de abusos sexuales cometidos contra sus pacientes masculinos.

¿Lo peor de todo el asunto? Ninguno de los fundadores y colaboradores del Proyecto Aversión fue detenido por tales barbaries realizadas hacia los individuos tratados. Otro caso que yace en la historia de la psicología y psiquiatría sin ser resuelto ante los ojos de la justicia, a pesar de atentar contra la ética de dichas profesiones y las vidas de cientos de personas.

 

 

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